Los gases HFC (hidrofluorocarbonos) son una clase de gases de efecto invernadero. Se clasifican como gases de efecto invernadero de la misma manera que otros gases que contribuyen al calentamiento global. Los gases de efecto invernadero son sustancias que atrapan el calor en la atmósfera terrestre. Por eso, contribuyen al efecto invernadero y al calentamiento global.

Los HFC tienen un alto potencial de calentamiento global (PCA). Esto implica que tienen una capacidad grande para atrapar el calor en la atmósfera y contribuir al cambio climático. Por este motivo, son objeto de regulaciones y se han prohibido para su aplicación en aplicaciones industriales y comerciales.

La posición de Europa ante los gases HFC

El Protocolo de Kioto establecio unas bases de consenso que la mayoria de paises aceptaron. En este sentido la Unión Europea desarrolló el Reglamento (UE) 2015/2067, que es una enmienda al Reglamento (UE) n.º 517/2014 de la Unión Europea. Esta legislación ambiental establece medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero fluorados, que por supuesto incluye los gases HFC (hidrofluorocarbonos).

Los puntos más potentes de esta legislación ambiental son los siguientes:

Reducción gradual de la comercialización: El Reglamento 2015/2067 establece reducciones anuales en la cantidad de gases fluorados que se pueden colocar en el mercado. Esto implica una disminución progresiva de la disponibilidad de HFC, lo que fomenta la transición hacia alternativas más sostenibles.

♻ Fases de reducción de gases HFC: El reglamento establece diferentes fases de reducción de HFC con objetivos específicos de reducción de emisiones. Cada fase tiene sus propios límites de comercialización de HFC, lo que alienta a los fabricantes y usuarios a utilizar alternativas con un menor potencial de calentamiento global.

Prohibición de gases HFC de alto PCA: La enmienda prohíbe gradualmente la comercialización de HFC con un alto potencial de calentamiento global, promoviendo así la adopción de alternativas de menor impacto ambiental.

Etiquetado: El reglamento establece requisitos de etiquetado para los productos que contienen HFC. Esto permite a los consumidores y profesionales identificar fácilmente la presencia de estos gases. También exige un seguimiento y notificación de las actividades relacionadas con los gases fluorados para garantizar un control adecuado y la aplicación de las regulaciones.

Formación: Se establecen requisitos para la formación de personal que trabaja con equipos que contienen gases fluorados. Esto contribuye a un manejo más seguro y responsable de estos gases.

Control de emisiones y recuperación: El reglamento incluye disposiciones para prevenir fugas de gases fluorados, así como para la recuperación y reciclaje de estos gases durante el desmantelamiento de equipos y sistemas.

Las alternativas a los gases HFC

Para sustituir los gases HFC (hidrofluorocarbonos) en aplicaciones donde su uso contribuye al cambio climático, se han desarrollado varias alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Estas alternativas a los gases HFC buscan reducir el potencial de calentamiento global y minimizar los impactos negativos en el clima.

Las alternativas más destacadas son:

Hidroclorofluorocarbonos (HCFC): Aunque los HCFC también tienen potencial de agotamiento de la capa de ozono y de calentamiento global, en ciertas aplicaciones se han utilizado como alternativas temporales a los HFC debido a su menor impacto ambiental en comparación con los HFC.

Hidrocarburos: Los hidrocarburos naturales, como el propano (R-290) y el isobutano (R-600a), se utilizan en sistemas de refrigeración y aire acondicionado como alternativas a los HFC. Son gases de efecto invernadero con un bajo potencial de calentamiento global y se consideran opciones más sostenibles.

Amoníaco (NH3): El amoníaco se ha utilizado durante mucho tiempo en sistemas de refrigeración industriales debido a su eficiencia y bajo impacto ambiental. Sin embargo, su uso es más común en aplicaciones industriales que en aplicaciones domésticas o comerciales debido a su toxicidad y olor.

Dióxido de carbono: El CO2 se utiliza en sistemas de refrigeración y aire acondicionado como refrigerante natural. Tiene un potencial de calentamiento global muy bajo y es una opción respetuosa con el medio ambiente, especialmente en aplicaciones comerciales y de supermercados.

Hidrofluoroolefinas (HFO): Estos son compuestos químicos diseñados para tener un bajo potencial de calentamiento global. Los HFO, como el R-1234yf y el R-1234ze, se utilizan en aplicaciones de refrigeración y aire acondicionado de automóviles y sistemas comerciales como alternativas a los HFC.

Tecnologías sin refrigerante: En algunos casos, se están desarrollando tecnologías que no requieren refrigerantes, como sistemas basados en absorción, compresión mecánica con calorías y otras innovaciones para reducir la dependencia de los gases HFC.

Es conveniente señalar que la elección de la alternativa a los gases HFC depende de los diferentes sectores industriales y de su uso especifico. El proceso de transición de los gases HFC a alternativas más respetuosas es una de las medidas propias de los consultores de sostenibilidad en grandes organizaciones.