La agricultura genera huella de carbono como cualquier otra actividad. Los impactos ambientales sobre el entorno pueden ser positivos o negativos. Como positivo podemos destacar que se trata de un motor de desarrollo en zonas rurales desde el punto de vista económico y social. Entre los impactos negativos encontramos el consumo de recursos como agua, combustibles, etc.

Algunas medidas empleadas para reducir la huella de carbono en agricultura son:

  1. Aplicación de técnicas de economía circular. Permite regenerar y mejorar las propiedades del suelo, permitiendo que se recupere tras cada temporada de cultivo.
  2. Fomentar el consumo de productos de proximidad con lo que reduciremos el impacto del transporte de larga distancia.
  3. Empleo de la agricultura de precisión en cuanto al manejo de agua fertilización de suelos, mediante el uso de sensores de temperatura, humedad y conductividad, imágenes satélites, monitoreo con drones…
  4. Control biológico de plagas.
  5. Aprovechamiento de la energía solar a través de los invernaderos solares, con lo que reduciendo el uso de otros tipos de energía.

 

Articulo reciente sobre agricultura y huella de carbono

La gente del campo, evidentemente, no solo provoca una huella carbónica de menor profundidad que los urbanitas, sino que, de hecho, la suya es claramente negativa. Hagamos unos números sencillos.

Un agricultor que dedique 50 años de su vida a trabajar en el campo habrá empleado 125.000 horas para aumentar la masa verde del planeta, realizando plantaciones y cuidando arboledas. En el caso de la injerta de plantones, fundamental para crear árboles frutales o cítricos que después llenan hectáreas y más hectáreas de terreno, se trata de una actividad fundamental que contrarresta la huella de carbono hasta situarla niveles negativos. Por ejemplo, durante la temporada de la injerta (agosto-septiembre) un agricultor produce 6.000 nuevos árboles, que al cabo de 40 años se habrán convertido en 240.000. Tengamos presente este dato.

El ministerio de Transición Ecológica, los departamentos universitarios dedicados al medio ambiente y las organizaciones ecologistas han establecido unas tablas de equivalencia para animarnos a todos a compensar nuestra huella de carbono. Así, nos dicen que un árbol compensa a lo largo de su vida las emisiones de CO2 de 100 coches en un día o que una hectárea de arboleda equivale a la huella carbonífera de una persona durante todo un año.

Haciendo unos simples cálculos, tenemos que el agricultor de nuestro ejemplo ha equilibrado la huella de carbono de 6.575 coches durante 10 años o la de 6,4 personas durante toda su vida. Multiplíquese dicho producto por toda la población que se dedica a la agricultura, la ganadería, la silvicultura o cualquier otra actividad destinada a mantener vivo el entorno rural y tendremos una imagen bastante precisa de quién debe hacer acto de contrición y sufrir las consecuencias de las delirantes regulaciones que nos imponen para retrasar el apocalipsis climático.

Autor: Pablo Molina