La huella de carbono es una medida de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se trata, principalmente, del dióxido de carbono que una empresa produce directa e indirectamente a lo largo de su ciclo de vida. El cálculo de la huella de carbono de una empresa implica identificar y medir las fuentes de emisiones, y luego sumarlas para obtener un total.

Para calcular la huella de carbono de una empresa, se utilizan diversos métodos, entre ellos el método de inventario de emisiones, que se basa en el seguimiento de las emisiones directas e indirectas a lo largo del ciclo de vida de la empresa.

Para realizar el cálculo, primero se debe identificar las fuentes de emisiones de la empresa. Estas pueden incluir:

  • Emisiones directas de fuentes propias, como la quema de combustibles fósiles para generar energía en una planta de energía.
  • Emisiones indirectas, como las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la generación de energía que se utiliza para alimentar una instalación.
  • Emisiones de procesos, como las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción de productos o servicios.

Una vez identificadas las fuentes de emisiones, se deben medir las cantidades de emisiones producidas por cada fuente. Esto se puede hacer mediante el uso de mediciones directas o mediante la aplicación de factores de emisión para estimar las emisiones.

Finalmente, se suman todas las emisiones para obtener el total de la huella de carbono de la empresa. El resultado se presenta en unidades de CO2 equivalente, que es una medida estandarizada para comparar las diferentes emisiones de gases de efecto invernadero.

En resumen, la huella de carbono de una empresa se calcula identificando y midiendo las emisiones de gases de efecto invernadero directas e indirectas a lo largo del ciclo de vida de la empresa, y luego sumando esas emisiones para obtener un total en unidades de CO2 equivalente.